La importancia de elegir una formación profesional con garantía de futuro

Si hasta hace una década los padres insistían en que nuestra elección de una profesión estuviera basada en las oportunidades de trabajo que podríamos obtener al término de la universidad, la realidad actual confronta a los jóvenes con el hecho de que deben concentrar sus estudios en las llamadas disciplinas STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics) para que sus carreras sean rentables en el futuro.

Incluso para quienes tengan la intención de formarse en las bellas artes, la industria del entretenimiento o la producción independiente de contenido será buena idea incluir en sus programas de estudios clases que usualmente formarían parte de otras cartas descriptivas, tales como matemáticas, física, química y el resto de las “ciencias duras”.

Esto porque indiscutiblemente las carreras del futuro estarán dadas por la educación STEM, que prometen ofrecer mayores posibilidades de desarrollo intelectual y mejorar las condiciones de vida en unos pocos años –si es que no lo están haciendo ya–. Algunas de estas elecciones profesionales son la robótica, la inteligencia artificial, el ‘big data’, el internet de las cosas y la programación, mismas que serán las claves para obtener un empleo bien remunerado.

Los estudiantes que optan por estos perfiles desarrollan durante su formación universitaria habilidades de aprendizaje basado en la solución de problemas, pensamiento analítico y una orientación práctica en la toma de decisiones. Sin embargo, lo que sorprende a muchos es que, en medio de un panorama que parece condenar a los creadores de arte y otros espíritus sensibles a la extinción, lo cierto es que en estas profesiones la creatividad (entendida como la capacidad para encontrar relaciones inesperadas entre las cosas y utilizar ese conocimiento en la generación de soluciones innovadoras) recibe una excelente valoración. Lo mismo ocurre con las habilidades que facilitan el trabajo colaborativo.

Por otro lado, como consecuencia de la digitalización y la desaparición de algunos empleos tal como los conocemos actualmente, el ámbito profesional reclamará, a los nuevos candidatos a ocupar un puesto, el poder desempeñarse en cargos multidisciplinares, así como a perseguir los niveles más altos de especialización en sus respectivas carreras. Lo que es un hecho es que ya nadie podrá poner mala cara a las ciencias exactas.

La ventaja detrás de este cambio es que cuando las aptitudes personales respondan más bien a perfiles creativos, artísticos o humanitarios, la asimilación de las disciplinas prácticas será una herramienta invaluable para rentabilizar proyectos independientes o detectar potenciales oportunidades de negocio.

 

Author: Escritor

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